dimarts, 14 de maig del 2013

Pràctica 3 (Sofía)



La sola idea de recorrer China en tren ya impacta. Como bien dice Theroux, “más que un simple país, parece todo un mundo”. No obstante, superada la primera impresión, lo que más me impactó fue cómo la historia reciente de China se manifiesta en cada pasaje de este libro.
Al leer las primeras páginas sobre su viaje anterior, en seguida me vino a la memoria 1984, de George Orwell, y su futuro gris y opresivo. Supongo que ésa era la intención de Theroux cuando las escribió. Me sorprendió encontrarme con varias referencias a este libro en boca de los protagonistas del viaje. Supongo que resulta más fácil hablar de la ficción antes que recordar un pasado al que, en 1989, aún le quedaban muchas heridas abiertas.
No debió resultar fácil conseguir opiniones sobre la Revolución Cultural. En varias ocasiones se aprecia cómo Theroux se las ingenia para ser locuaz y estirar de la lengua a sus interlocutores. Una actitud contraria a la que mantuvo durante su viaje en grupo antes de llegar a China. Personalmente, no me agradó su comportamiento con los  compañeros de viaje. Sin lugar a dudas, yo tampoco los elegiría para realizar un recorrido tan largo. Sin embargo, sus peculiaridades y rarezas le sirven a Theroux para enriquecer la narración de un trayecto que de otra forma habría resultado monótono.
Si en algún momento sentí verdaderas ganas de embarcarme en un viaje como este, fue por su forma de referirse a los chinos. Según Theroux, “nada más empezar el viaje había comprobado que eran infaliblemente amables y nada recelosos”, a pesar de que él fuera un completo desconocido. Eso habla muy bien de un pueblo que ha vivido innumerables altibajos a lo largo de su historia.

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